El paso de los años parece consolidar la dura tipología habitacional de los barrios de la periferia; entes vivos que han ido adecuando su crecimiento orgánico y descontrolado al cambio social y generacional de miles de habitantes desplazados desde los años del desarrollismo. Ciudades encerradas en sí mismas, en su realidad aislada… Este ensimismamiento, que se mueve entre perversas políticas de falso progreso, se ha traducido finalmente en muros virtuales que encierran sus guetos.
En palabras de Kenneth Frampton, “El crecimiento sin límites no hace ciudades. Es un reflejo del consumismo…”
Rosario Trillo constata esta realidad con una mirada inteligente y esclarecedora de lo que es y no de lo que debería ser. Bajo un punto de vista, sin duda político, pero también sentimental, la exposición que ahora presentamos pone el dedo en la llaga y va más allá del hecho físico que se descubre entre el caos y la fealdad.
El reciente trabajo de Rosario Trillo, asegurado por una trayectoria artística sólida y más coherente de lo común, no obstante, emprende ahora un cambio de rumbo estilístico desde la éica y la conciencia social, desde lo entrañable de la nostalgia universal de ser humano, a la sórdida realidad.
Prejuicios fuera para llegar a nuestra exposición número treinta con esta muestra de dibujos, maquetas y una gran impresión digital sobre papel de plano, que podrá verse hasta entrado el verano.
Braulio Rodríguez
“De regreso a la morada, ahora ya con conciencia espacial, intento descubrir la belleza que se esconde detrás de lo homogéneo y despiadado de los océanos de bloques que inundan el extrarradio. Los edificios de la periferia y sus espacios sociales, el ámbito natural de la clase media, edificaciones donde no se tuvo en cuenta la proxémica y que no son sino una metáfora de la rutina y la domesticación, además de una especie de taxonomía que favorece el control de los que allí moran. El espacio del que, de manera ingenua, intentamos apropiarnos (aunque nos haya sido impuesto) y que condiciona nuestra conducta.
Imagino cómo se podría manipular este espacio de acuerdo con la realidad social del contexto.
De esta idea surge una serie de dibujos y maquetas que remedan el delirio de la arquitectura paisajista de parterres (propio de la realeza y la aristocracia) pero llevados a barrios bajos y cuyo diseño imita la geometría molecular de algunas de las drogas que se consumen habitualmente en ellos.” Rosario Trillo
DEL 7 DE JUNIO AL 16 DE JULIO
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