El ruido lo producen sus seres, quizá partes divisibles de su alter ego. La introspección al mundo de Davis la proyectan miles de arañazos, manchas y golpes gestuales que introducen al espectador en una maraña de aspectos brutales y a la vez humanos. Su recurso semiótico no carece de señales visuales directas ni se evade de alfabetos sensuales. Es un discurso manifiestamente terrenal, presidido por un gran retrato en colores que parece dar la pauta a las figuras en negro que le siguen en la muestra, de diversos tamaños y formas eleboradas con diversas técnicas.
El papel como soporte de cada obra subraya su car‡cter de historia abierta e infinita en cuanto a su argumento y no delimitada en cuanto a su independencia del resto.
A quién es capaz de conquistar con su mensaje también es capaz de devolverle a la realidad de un arte ya inventado, pero no por ello pleno de mensajes inquietantes.
Decenas de dibujos colocados en las paredes de manera casi instalativa por el autor
La exposición permanecerá hasta el 16 de diciembre
PRORROGADA
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